El Ter es un río gerundense que recorre varias comarcas desde las más escarpadas laderas del Pirineo hasta la Costa Brava. Sus orillas sirvieron de guía al trazado de varios ferrocarriles.
Algunos, hoy desaparecidos, dan soporte a nuevas rutas para viajeros calmos. Tales son los casos del carrilet de Olot a Girona y del que aquí nos ocupa, el que subía desde Ripoll a las minas de Ogassa.
Este Camino Natural - Vía Verde ha sido ejecutado en el marco del Programa de Caminos Naturales del Ministerio de Medio Ambiente. Más info>>
Tipo de firme: Vía Verde de asfalto, orlada por dos arcenes de hierba
Medio Natural:
Valle del Ter. Sierra Caballera
Puedes encontrar más información sobre este apartado en la sección Espacios Naturales y Red Natura 2000 de este itinerario. Este contenido forma parte del proyecto “Vías Verdes y Red Natura 2000” que cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica.
Patrimonio cultural: Monasterio de Santa María de Ripoll, Museo Etnográfico de Ripoll. Monasterio de Sant Joan, Iglesia de Sant Pol y Puente Gótico en Sant Joan de les Abadesses
Infraestructura:
Vía Verde. 3 puentes. 1 túnel
Cómo llegar:
Ripoll:
Media Disntacia de Renfe, línea Barcelona-Puigcerdá
(*) consultar las condiciones de admisión de bicicletas a bordo de los trenes
Conexiones:
Girona:
70 Kms hasta Sant Joan de les Abadesses
Barcelona: 104 Kms hasta Ripoll.
Conexiones con otros itinerarios/Vías Verdes:
Esta Vía Verde conecta con la Ruta Pirinexus
Cartografía:
Mapa Topográfico Nacional
Escala 1:50.000. Hoja 256
Mapa Oficial de Carreteras
Ministerio de Fomento
La Vía Verde de la Ruta del Ferro tiene su origen en la estación de tren de Ripoll. Antes de dejar sus andenes merece la pena desviar la mirada al otro lado de las vías, y contemplar el hermoso edificio que se construyó como estación principal del ferrocarril hacia Puigcerdá.
En el andén, si miramos hacia el norte, veremos la antigua línea de Sant Joan de les Abadesses, soporte de la actual Vía Verde. Saldremos de la estación por su puerta y proseguiremos, hacia la izquierda, por la calle Progres. Esta calle flanquea el recinto ferroviario, tomando la primera calle hacia la izquierda, la calle Ter. Seguiremos apenas 20 m. por esta calle para tomar inmediatamente el Paseo de Sant Joan: el trazado del viejo ferrocarril.
Por este paseo llegaremos a un nuevo cruce con la calle Progres, donde llegaremos a una glorieta donde veremos que el tráfico se incrementa espectacularmente. Se trata de la variante de la C-151, que durante unos 2 Kms ha tomado como asiento del ferrocarril.
En este punto se inicia con toda propiedad la Vía Verde de la Ruta del Ferro. En el lado izquierdo de la carretera, una pista asfaltada, flanqueada por dos cintas de hierba, se abre camino al pie de la carretera. El denso tráfico de este vial, que obligará a tomar ciertas precauciones al paso por la glorieta, no será obstáculo cuando la vía cruce al otro lado unos cientos de metros más adelante, ya que se ha construido para ello un paso inferior.
La Vía Verde se reserva exclusivamente para los ciclistas y caminantes, existiendo unos cerramientos que impiden el paso de vehículos. Los puntos kilométricos que jalonan la ruta son los del antiguo ferrocarril y están referidos a su origen primero en Barcelona, no en Ripoll. Así no ha de extrañarnos que el primer kilómetro que veamos sea el 108.
Km 4
La vía prosigue su camino en solitario hacia el este. Mientras, a la izquierda, el poderoso caudal del Ter tiende su infranqueable frontera azul con los coches que circulan por la orilla contraria. Con los lejanos ecos del tráfico que bulle por la otra ribera, la ruta se interna en un paisaje rural, de prados y con manchas boscosas que se descuelgan desde las laderas del Cabezo de las Fosas. Poco antes de llegar al Km. 109, a unos cuatro kilómetros de Ripoll, se deja atrás la primera foresta y se llega a un tramo en el que la vía se "cuelga" sobre las aguas remansadas del Ter.
Tras el paso, la vía vuelve a discurrir por terrenos más llanos, entre praderas que sólo dejan de ser verdes cuando la nieve las cubre con su albo manto en los fríos inviernos. Tras la zona de prados, la vía se encaja en un magro espacio entre la orilla del río y la escarpada ladera. Tal es la angostura y la poca estabilidad de la ladera que los constructores del ferrocarril se vieron obligados a construir un falso túnel, de 49 m. de longitud, que facilitará el mantenimiento del trazado sin problemas de desprendimientos.
Km 6
Al otro lado del túnel, la vía abandona momentáneamente la vecindad del río. En esta zona se ha asfaltado todo el ancho de la vía, permitiendo el tránsito de vehículos rurales hacia algunas masías próximas, fincas que se aprovechan ahora del magnífico puente de hierro que el ferrocarril usaba para cruzar el Ter. Este puente, situado a 6 Kms. de Ripoll, se ha adaptado para el paso de vehículos, junto a los cuales cruzaremos a buena altura el sobrado cauce del río. ¡Atención! Las bajas barandillas y, sobre todo, la falta de la antigua pasarela de servicio, harán preciso tener un mínimo de precaución.
Al otro lado del puente, la vía se empareja al trazado de la carretera, vial con un intenso tráfico cuy cruce, hasta hace poco el verdadero "punto negro" de esta ruta, fue felizmente resuelto con la construcción de un paso inferior que ha desterrado los riesgos que aquí se generaban.
Una vez superada esta intersección, la vía recupera su placidez habitual, entre los prados y los bosques de ladera. Paulatinamente va ganando cota sobre la carretera, que queda en el fondo del valle. Sobre altos terraplenes la vía ha de afrontar a buena altura el cruce de un primer barranco, el que talló el Torrente de Púdol. Desde su tablero merece la pena detenerse a contemplar la perspectiva de la Sierra Caballera, que se eleva poderosa hacia el norte. Entre bosques, a los que nuestra ruta taja en una perfecta recta, cruzaremos el Torrente de Ginebrosa, a apenas 500 m.
Km 10
A 10 Kms. de Ripoll, la vía se interna en el amplio recinto de la Estación de Sant Joan de les Abadesses que, despojado de sus vías, está un tanto desnudo hoy día. Pero de esta desnudez ha venido a redimirla en parte la recuperación del edificio de la estación como un atractivo restaurante que hace todo un homenaje a la memoria del ferrocarril en su decoración.
La estación queda situada en la parte alta de la localidad, y es casi obligatorio descender al pueblo, cruzar el Ter por el espectacular puente gótico, con la característica forma de lomo de asno, y perderse por sus calles, donde se esconden auténticas joyas del románico.
El trazado hasta Toralles cruza la carretera de Ogassa nada más salir de la estación. Desde este punto, la vía asciende suavemente por el valle del Malatosca, un afluente del Ter que nace en la Sierra Caballera, omnipresente mole montañosa que se eleva al norte, hacia donde se dirige nuestra vía verde. A unos 500 m. la vía vuelve a cruzar la carretera, vial que genera unas intersecciones mucho menos peligrosas que las que había unos kilómetros atrás.
Km 12
Finalmente, a unos 2 Kms. de Sant Joan, la vía llega a su fin en el Cargadero de Toralles.
Bajo el titulo “Los Secretos de las Vía Verdes” el Consorcio de Vías Verdes de Girona ha editado sendas guías sobre las Vías Verdes del Ferro i Carbó, Carrilet I y Carrilet II. Con las Vías Verdes de Girona como eje, las guías nos proponen además otras rutas alternativas que invitan a descubrir los recursos naturales y culturales próximos a las Vías Verdes. Estos productos están a la venta en los puntos de información de la ruta y en la web www.viasverdesdegirona.org.
Foto: Archivo Histórico Ferroviario del Museo del Ferrocarril de Madrid.
La ruta que ahora proponemos era el extremo norte de una gran línea ferroviaria que tenía su origen en Barcelona. El principal motivo para el tendido de estas vías estuvo en acercar al puerto y la rica zona industrial de Barcelona el carbón que generosamente se escondía bajo las laderas de la sierra Caballera, en Ogassa, a pocos kilómetros de la histórica localidad de Sant Joan de les Abadesses.
De hecho fue una empresa minera, Ferrocarril y Minas de San Juan de las Abadesas, la encargada de construir esta difícil línea que ascendía penosamente por las orillas del Ter. Inaugurado en 1880, el servicio de viajeros se limitó hasta Sant Joan y, tras unos años como empresa independiente, en 1887, NORTE se hace cargo de la línea y la integra en su red catalana.
En 1920 se electrifica todo el trazado, lo que ayuda a mejorar la explotación de este ferrocarril. Precisamente fue en esta década cuando su tramo final se vio animado por el tráfico que generaba la nueva línea del Ferrocarril Transpirenaico, construido por el Estado desde Ripoll hasta la frontera hispano-francesa entre Puigcerdá y La Tour de Carol.
La crisis de la minería en esta comarca provocó que el tramo final de este ferrocarril, entre Ripoll y Ogassa, entrara en declive. Si bien en un principio esto sólo afectó al tráfico mercante, debido a la falta de mantenimiento y la progresiva pérdida de calidad de la vía, se tradujo en un descenso continuo de viajeros. Finalmente, a principios de la década de los ochenta, se produjo una suspensión temporal del tráfico por motivos de seguridad que a la larga, en 1985, derivó en una clausura definitiva.
Trece años más tarde, la comarca del Ripollés promovió una operación de recuperación de este tramo abandonado como vía verde, una apuesta más en el desarrollo de un sector turístico de alta calidad en alza en estos parajes pirenaicos ricos en arte y naturaleza.
Esta Vía Verde cuenta con 8 Espacios Naturales Protegidos localizados en un radio inferior a 5 km: Los LICs Sistema transversal Català, Riberes de l'Alt Ter y Serra Cavallera, la ZEPA Sistema transversal Català (Red Natura 2000), y los PEIN Serra Cavallera, Riberes de l"Alt Ter, Montesquiu y Serres de Milany-Santa Magdalena i Puigsacalm-Bellmunt.
Este macizo prepirenaico está situado entre el Pedraforca y la Vallfogona, en el alto Berguedà y al sur de la sierra de Cadí-Moixeró. El Relieve es calcáreo y posee una meseta en la parte superior y un dimorfismo entre las vertientes meridionales abruptas y las vertientes septentrionales más suaves. Se puede afirmar que tiene un notable interés por su peculiar estructura geomorfològica, que hace que en un espacio relativamente pequeño aparezca una gran diversidad
Hay un predominio de la vegetación mediterránea y submediterránea, además, el paisaje muestra la zonación típica de la vegetación de las vertientes de solana y de umbría del Prepirineo oriental. Hay que destacar la presencia de especies, tanto de flora como de fauna de notable interés por su rareza y vulnerabilidad, como el edelweis (Lentopodium alpìnum), los zapatitos de la dama (Cypripedium calceolus) o el urogallo (Tetrao urogallus),
Este espacio se caracteriza por tener un relieve muy accidentado. Está ubicado en el
Prepirineo oriental septentrional catalán. Comprende ámbitos fluviales e incluye el Valle de Camprodón, donde nace el río Ter y confluye con uno de sus afluentes, el río Ritort. Ambos ríos son cursos de agua permanente y destacan por el buen estado de conservación de los bosques en galería. Entre la fauna, se debe destacar la presencia del corzo (Capreolus capreolus).
El río Ter es el más grande y significativo de la parte oriental de la región alpina española. Este espacio supone la única representación de Barbus meriodionalis en la red Natura 2000 de la región alpina española y abarca aproximadamente un 75% de su área de distribución.
Entre la fauna destacan especies como el cangrejo de río europeo, el barbo de montaña, la nutria, así como distintas especies de museos.
Este contenido forma parte del proyecto "Vías Verdes y Red Natura 2000" desarrollado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica.
Tres refrescantes itinerarios en pleno corazón de la provincia de Girona, que guiarán nuestros pasos desde los Pirineos hasta el mar, en plena Costa Brava, siguiendo la huella de tres ferrocarriles abandonados. La Vía Verde del Camí de Ferro, entre algunas de las mejores joyas del románico; la Vía Verde del Carrilet, a la sombra de los volcanes de La Garrotxa, que despliega toda su frescura hasta alcanzar la capital de Girona; y la Vía Verde de Girona-Costa-Brava, que nos conduce al mar. En total más de 100 km para conocer a fondo la belleza de esta provincia catalana, en bicicleta y caminando
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Parte 2 de 2
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