La también llamada Vía Negrín fue construida, dicen, en tan sólo cuarenta días para abastecer a un Madrid asediado por las tropas de Franco.
Ferrocarril estratégico de vida efímera, hoy parte de su recorrido es una vía de escape para la cercana capital y un apacible paseo por el territorio agrícola del sureste madrileño.
Esta Vía Verde ha sido ejecutada por la Comunidad de Madrid.
Conexión con CiclaMadriden Carabaña, donde enlaza con la Vía Verde del Tren de los 40 Días en la etapa 3 del Gran Tour
Usuarios:
Tipo de firme: Asfalto
Medio Natural: Campiña y páramo del sureste madrileño. Vegas del Tajuña y el Carrizales. Cuenca del Tajo. Cortados yesíferos
Puedes encontrar más información sobre este apartado en la sección Espacios Naturales y Red Natura 2000 de este itinerario. Este contenido forma parte del proyecto “Vías Verdes y Red Natura 2000” que cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica.
Patrimonio cultural:
Carabaña: Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora(S.XVI); Ermita de Santa Lucía (S.XVI); Palacio del Virrey (S. XVI).
Estremera: Plaza Mayor (S.XVI), Iglesia de Santa María de los Remedios (S.XVI).
Valdaracete: Iglesia San Juan Bautista de Valdaracete (S.XVI)
Infraestructura:
Vía Verde con abundantes trincheras y dos pasos superiores
Cómo llegar:
Carabaña: Autobús
Línea 322 (autobuses interurbanos de Madrid, Arganda (Hospital) - Ambite)
Línea 326 (autobuses interurbanos de Madrid, Madrid (Conde de Casal) - Mondéjar-Driebes)
Estremera: Autobús
Línea 350-A (autobuses interurbanos de Madrid, Arganda (Hospital) - Estremera).
Línea 351 (autobuses interurbanos de Madrid, Madrid (Ronda de Atocha - Estremera)
Conexiones:
Madrid: 54 km. hasta Carabaña
Alcalá de Henares: 34 km. hasta Carabaña
Madrid: 73 km. hasta Estremera
Conexiones con otros itinerarios/Vías Verdes:
Esta Vía Verde conecta con la etapa 3 del Gran Tour de CiclaMadrid en Carabaña, conla Vía Verde del Tajuña, con el Camino Natural de la Cañada Real Soriana Oriental y el Camino Natural del Tajo.Es parte del camino de Santiago y Camino de Uclés.
Al inicio de la Vía Verde del Tren de los 40 Días, acondicionada por la Comunidad de Madrid, se llega de dos formas. Una a pie, en bicicleta o silla de ruedas por la Vía Verde del Tajuña, ruta con la que se complementa, sumando entre ambas cerca de 83 kilómetros. Otro modo de llegar es desde la misma Carabaña, localidad agrícola conocida por sus saludables aguas. Al pie de la carretera M 204 aún se alzan las instalaciones asociadas a la antigua explotación de tan salino líquido: el balneario, la fábrica embotelladora, hoy albergue juvenil, y la estética central eléctrica de Chávarri sobre lo que fuera un molino harinero. Una vez situados en Carabaña, la carretera que parte en dirección a Estremera salva, a escasos 200 ms. del casco urbano, el río Tajuña por un histórico puente del siglo XVI, y acto seguido, el carril de la Vía Verde del Tajuña. Incorporándonos a este último (a la izquierda de la carretera), 300 ms. más adelante asistimos al desdoblamiento del asfalto que identifica al firme de esta Vía Verde. El carril izquierdo, la propia Vía Verde del Tajuña, sigue su camino por la vega que le da nombre hasta Ambite y tierras de Guadalajara; el carril derecho, es la Vía Verde del Tren de los 40 Días que en sus primeros metros encara un repecho. A mitad de la subida, la vía gira bruscamente (a la derecha) y recala ya en el trazado original del ferrocarril de los 40 Días.
Con una clara tendencia ascendente, la Vía Verde que tenemos entre manos inicia su andadura encumbrada sobre los laterales montañosos que constriñen la vega del Carrizales, nimia y temporal corriente remarcada por cañaverales y árboles caducos, que serpentea entre parcelas de cereal, viñedos y huertos. Nos encontramos ante un paisaje áspero de belleza solitaria, en eterna espera de la primavera para vestir sus mejores galas y sorprender con aromas y flores. Para prosperar en tan irregular terreno, el ferrocarril se vio obligado a excavar una serie de altas trincheras, cuyos tajos seccionan los cerros de blandas margas, calizas, arcillas o yesos, exponiendo al paso el variado colorido y brillo de las entrañas terrestres. Y si el día es soleado, el gesto más propio es el de alargar la mano para tocar, en las trincheras los destellos solares en los espejos del yeso cristalizado. La más espectacular la encontramos antes de llegar al km. 2. ¡¡ toda una clase de geología en plena excursión !!
Km 4
Y por si fuera poco en estas trincheras anidan aves que alzan el vuelo al atardecer, ofreciendo al caminante o ciclista un momento espectacular. Cuando en el horizonte aparece la silueta de la Iglesia de San Juan Bautista (km. 3,5), la vía se hermana con la carretera M 221 y deja a un lado la carretera que se alarga hacia Valderacete. En el km. 4,5 la carretera se aleja de la Vía Verde. Con el silencio recobrado, el carril rojo continúa ascendiendo por la vega del Carrizales, ahora tan amplia y suave como domesticada por el arado y el cereal, donde prosperan pequeñas manchas de pino y encina. El movimiento lo ponen perdices y conejos.
Km 7
Antes de llegar al km. 6 encontramos el único área de descanso con la que cuenta lla vía verde. En el paso bajo la carretera M 221 (km. 7) la vega del arroyo Carrizales se agota. El desnivel, demasiado acusado para un enfrentamiento directo, obligó al ferrocarril a trazar un giro de 180º. En tal empeño la ruta nos saca de la vega a un abierto paisaje dominado por el cereal.
Un poco más adelante cruzaremos a nivel ¡mucho cuidado! la M 222. En este punto se encuentra la confluencia de la carretera a Valderacete, la Vía Verde y el Camino Natural de laCañada Real Soriana Oriental, vía pecuaria trashumante sobre la que existen varios paneles interpretativos. este puede ser un lugar de parada y descanso.
Después la ruta se sumerge en una larga trinchera excavada en rojiza arcilla. En esta trinchera conquistamos definitivamente la divisoria de aguas y pasamos de la Vega del Tajuña a la cuenca del Tajo, del afluente al confluente, de la subida a la continua bajada.
Km 12
La campiña ondulada que cae a la depresión del Tajo se alterna con un olivar que se alarga hacia Valderacete, el antiguo Val Der az Záit árabe, o lo que es lo mismo: el “valle de la casa del aceite”. En el km. 12 la ruta llega hasta la carretera M 221. La traza original del ferrocarril, sin recuperar, cruza el asfalto y se convierte en un camino rural. Por el contrario, la actual Vía Verde, cómoda por su firme, continúa descendiendo, entre olivares y cultivos de secano, junto a la carretera. 2 kilómetros más abajo (km. 14), esta ruta concluye en la población de Estremera, ya muy cerca del límite autonómico con la Comunidad de Castilla La Mancha. La entrada a la localidad por la zona de las instalaciones deportivas y piscina municipal, es cómoda y segura.
Foto: Archivo Histórico Ferroviario del Museo del Ferrocarril de Madrid (REDER KLEINGEBEIL, GUSTAVO).
Desde Orusco, nuestra ruta abre una bifurcación hacia el Sur, que coincide con el popularmente conocido como Ferrocarril de los 40 Días (o también llamado de los Cien Días). De esta manera se bautizó a una efímera línea férrea que sólo funcionó durante el breve, pero intenso, periodo de la Guerra Civil. Su nombre evoca la urgencia para tender este ferrocarril, construido a toda marcha cuando la Batalla del Jarama seccionó el ferrocarril Madrid-Alicante en su salida desde Madrid. El cerco de las tropas franquistas en torno a la capital apremió al gobierno republicano a dibujar una conexión ferroviaria alternativa entre Madrid y Valencia.
El origen de la línea de ferrocarril se situó en Torrejón de Ardoz. Desde allí la nueva línea se implantaría sobre un tramo del ferrocarril de vía estrecha. Éste era un ramal, de ancho métrico, que daba servicio al complejo de la Azucarera de La Poveda. De aquel ramal se aprovechó solo el primer tramo (que se ensanchó al ancho de la red ibérica) de 14 km, hasta Mejorada del Campo. Desde allí se explanó toda una nueva y larga línea hasta completar su recorrido en la estación de Tarancón, alrededor de 91 km que, a medio camino, en Orusco de Tajuña, se cruzaba con el Ferrocarril del Tajuña.
Desde Tarancón, para enlazar con las vías hacia Levante y Andalucía, se utilizó un tramo del ferrocarril Aranjuez-Cuenca, hasta Santa Cruz de la Zarza, y desde esta estación toledana se construyó otro ramal hasta Villacañas, enlace final con la línea Madrid-Alicante. Todo este ferrocarril, al que también se denominó Vía Negrín, en recuerdo al político republicano impulsor del proyecto, no duró mucho más que aquella triste contienda civil.
En 1940, una vez terminado el conflicto, el tramo Mejorada del Campo-Tarancón se desmanteló por su innecesaridad, empleando su material en la restauración de otras líneas ferroviarias, muy dañadas por la guerra. Hay que apuntar que todo caso, para tender aquellas vías se levantaron a toda prisa vías de todas partes, de estaciones, apartaderos, ramales, dado que la siderurgia no podía proveer de los carriles.
Solo quedó de todo aquello el tramo entre Villacañas y Santa Cruz de la Zarza, que fue reinaugurado en 1954 para ser reutilizado para el transporte de viajeros y para el cereal, vino y aceite entre las localidades de la comarca. Sin embargo, como otros trayectos de ferrocarriles secundarios, no pudo completar sus propósitos, por lo que la línea dejó de dar servicio en noviembre de 1965, siendo desmantelado años más tarde.
Esta Vía Verde cuenta con 1 Espacio Natural Protegido localizado en un radio inferior a 5 km: El LIC Vegas, Cuestas y Páramos del Sureste de Madrid (Red Natura 2000).
LIC Vegas, Cuestas y Páramos del Sureste de Madrid
Hacia el oeste de la Vía Verde, a una distancia de 0,03 kilómetros se encuentra este Espacio Natural Protegido que abarca el curso fluvial del río Tajo, así como los abundantes arroyos que se distribuyen por su margen izquierdo. Desde el punto de vista geológico, este LIC se caracteriza por el predominio de gravas y limos que se distribuyen entre las terrazas fluviales, las llanuras de inundación y los antiguos canales o meandros abandonados. Dentro de sus límites aparecen representados 19 hábitats naturales de interés comunitario entre los cuales 4 son de carácter prioritario.
La flora y fauna del LIC atribuye al mismo un elevado valor ambiental. Empezando por la vegetación cabe resaltar las numerosas formaciones florísticas presentes en el espacio entre las que destacan los tarayales, los encinares manchegos o los bosques de ribera con abundancia de olmedas, alamedas y saucedas, además de formaciones subarbustivas con ejemplares como los ontinares o los abardinales.
En términos faunísticos, tienen particular interés las aves, tanto rupícolas como acuáticas invernantes, que recoge este Espacio Natural Protegido. Entre las especies rupícolas cabe mencionar la chova piquirroja o búho real, mientras que entre la avifauna acuática se pueden encontrar ejemplares como el aguilucho lagunero o la cigüeña común. También conviene señalar que el LIC cuenta con la presencia de aves ligadas a ambientes esteparios tales como el cernícalo primilla. Por otra parte, dentro de los límites del LIC se ubican dos de los refugios de murciélagos mejor conservados de la Comunidad de Madrid, con siete especies catalogadas de interés comunitario. Finalmente, destacar que las aguas del espacio acogen especies piscícolas como la boga, el rutilo o la colmilleja, las cuales favorecen la presencia de la nutria europea.
Este contenido forma parte del proyecto "Vías Verdes y Red Natura 2000" desarrollado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica.